Inspiradas en los hackerspaces de los años 90, las oficinas compartidas se han convertido rápidamente en la gran tendencia de principios del siglo XXI. Mucho más que un simple efecto de moda, los espacios de coworking y los fablabs se confirman como la fábrica del nuevo mundo del trabajo.

El espacio de trabajo repensado: de las oficinas compartidas a los terceros lugares

Para los autónomos, los emprendedores y las startups, un espacio de coworking puede responder en primer lugar a la necesidad económica de compartir los costes de los locales profesionales. En efecto, el alquiler y el acondicionamiento de un local privado representan a menudo un coste demasiado elevado al inicio de una actividad, especialmente en la ciudad.

Por eso, gracias a las oficinas compartidas, los autónomos y las pequeñas empresas pueden acceder a una primera dirección, trabajar en un entorno profesional, disponer de una verdadera sala de reuniones y recibir a sus clientes como es debido. Del mismo modo, en un fablab, uno se beneficia del uso compartido de máquinas de última generación, cuyo coste de adquisición por sí solo sería demasiado elevado.

Sin embargo, más allá del imperativo puramente económico, los nuevos espacios de trabajo resultan ser mucho más que simples oficinas y herramientas compartidas a bajo coste. Nacidos del movimiento hackerspace de los años 90, los espacios de coworking y los fablabs se definen más bien como terceros lugares, donde se difumina la frontera entre los lugares de trabajo competitivos, los espacios de convivencia y los talleres de creación colaborativa.

El coworking y los fablabs también significan trabajar de forma diferente

¿Por qué las grandes empresas están tan interesadas en el coworking y los fablabs? L'Espace ofrece este soplo de aire fresco, este otro espacio necesario donde las líneas del nuevo mundo del trabajo pueden improvisarse y dibujarse libremente. Lejos de la pesadez jerárquica, de la burocracia y de los procedimientos, en los terceros lugares, creas y reinventas tu propia actividad cada día.

En elcoworking, puedes experimentar en tiempo real con tu plan de negocio, incluso si te equivocas al principio y lo corriges después. En un fablab, puedes probar directamente tus nuevos prototipos de productos, incluso los más improbables. En los terceros lugares, puedes conocer a futuros socios, proveedores, clientes, que pueden ayudarte a identificar la idea correcta, el modelo de negocio adecuado, la mejor estrategia.

De hecho, mediante la acción antes que la teoría, los terceros lugares proponen trabajar de forma diferente. La relación con el espacio, el tiempo y los demás es muy diferente a la de la oficina tradicional y el despacho en casa. En este campo de juego profesional, cada uno se organiza a su manera, con la posibilidad de interactuar o no con los demás.

Se pueden intercambiar buenas prácticas, preguntas, contactos, ideas, consejos, oportunidades. Cada uno puede trabajar a su ritmo y a su conveniencia, en el espacio que elija, con mucha más libertad y agilidad que en una empresa tradicional.

La era de la movilidad profesional y de los trabajadores nómadas

En un mismo día, en un coworking, en un fablab, se puede conocer a personas con perfiles muy diversos: startuppers, freelancers, makers, consultores, teletrabajadores, estudiantes, ejecutivos, personas en reconversión profesional, etc. Esta diversidad favorece el nacimiento de nuevos proyectos, la aparición de conceptos innovadores, la creación de nuevos productos.

En un espacio de coworking se puede venir a trabajar a la carta: todo el año, sólo unos meses o por días. Muchos espacios de coworking en París tienen esta posibilidad. Los autónomos pueden alternar su domicilio con diferentes espacios de coworking, para evitar el aislamiento y la rutina. En cuanto a los teletrabajadores, pueden encontrar un nuevo entorno de trabajo, más cerca de casa y libre de la presión de su oficina. ¡Algunos startuppers incluso viajan mientras trabajan!

El nuevo mundo del trabajo, representado por los espacios de coworking y los fablabs, es la era de los trabajadores nómadas y la movilidad profesional. Trabajar de forma diferente hoy en día significa también trabajar en movimiento, incluso dentro del lugar de trabajo. En el coworking es posible cambiar de puesto de trabajo, de sala y de entorno varias veces al día para aumentar la productividad.

Preocupación por el bienestar en el trabajo y la protección del medio ambiente

En la creación diaria del nuevo mundo del trabajo, los gestores de terceros lugares y los diseñadores de espacios desempeñan un papel fundamental. Para fidelizar a los coworkers y a los creadores de experiencias, estos creadores se preocupan sobre todo por el bienestar de sus huéspedes. En el siglo XXI, el bienestar en el trabajo es un factor de primera importancia, especialmente en los espacios de coworking y los fablabs.

Los nuevos espacios de trabajo no sólo deben ser funcionales, sino también y sobre todo acogedores, amables y cálidos. Desde los planos arquitectónicos hasta la elección del mobiliario, todo está pensado para optimizar la comodidad de los coworkers y ofrecerles la mejor experiencia de uso posible. Por otra parte, en el coworking y en el fablab se organizan regularmente múltiples actividades, talleres, conferencias, eventos, hackathons, juegos, porque no se trata sólo de trabajar allí, sino también de cultivarse, de relajarse, de formarse, de reunirse, de disfrutar allí.

Con el mismo espíritu, los terceros lugares hacen gala de valores de protección del medio ambiente, al contrario de lo que ocurría en el antiguo mundo empresarial, donde la energía y los consumibles se desperdiciaban sin cuento. La consideración de la dimensión ecológica en el lugar de trabajo es una preocupación creciente para los nuevos trabajadores.

Así, trabajar de forma diferente significa también cuidar de uno mismo y del medio ambiente. En los makerspaces, la tendencia es, por tanto, el reciclaje, el upcycling y los cafés de reparación. Con el auge de la tecnología verde, la fabricación de nuevos productos integra el desarrollo sostenible desde el diseño de los prototipos en el fablab.

La nueva organización del trabajo es participativa y colaborativa

En terceros lugares, el trabajo sigue siendo la actividad principal, pero se adoptan nuevas formas de organización, más flexibles y colectivas. En el coworking y en el fablab, trabajar de forma diferente significa también aprender a trabajar de forma ágil, participativa y colaborativa.

En primer lugar, es interesante observar que muchos espacios de terceros optan por un estatus legal de asociación o cooperativa, de la que los coworkers pueden ser miembros. Así, la gestión de estos nuevos espacios y las condiciones de trabajo que ofrecen suelen estar abiertas a la participación de los coworkers, cuyo punto de vista se tiene realmente en cuenta.

La verticalidad, la rigidez y los problemas de poder del antiguo mundo del trabajo se sustituyen por la horizontalidad, la agilidad y la colaboración de los terceros lugares. De una forma mucho más sencilla y eficaz, los terceros lugares dan protagonismo al espíritu de iniciativa y a la fuerza de propuesta de sus colaboradores, que se convierten en actores y cocreadores de pleno derecho.

Del mismo modo que en los hackerspaces, si lo necesita, un coworker puede pedir ayuda a la comunidad para encontrar una respuesta a su pregunta, de manera informal u organizando una sesión de brainstorming. Del mismo modo, el maker puede pedir naturalmente una mano o un consejo a la comunidad de su fablab para resolver su problema técnico.

Corpoworking y Flex Office: el nuevo mundo del trabajo se invita en las empresas

Para seguir siendo competitivas frente al ascenso meteórico de los actores de la nueva economía en sus sectores de actividad, muchas grandes empresas están empezando a transformarse. Para crear o redescubrir este espíritu de startup, que favorece la aparición de las mejores innovaciones, muchos grandes grupos han decidido crear sus propios lugares de trabajo para terceros en sus instalaciones.

Inspirado en el coworking pero en su versión corporativa, el corpoworking consiste en crear un nuevo espacio de trabajo interno para los empleados de la empresa (y a veces subcontratistas, proveedores, consultores externos), en el que puedan experimentar el nuevo modo de trabajo de los terceros lugares, de una forma más ágil, participativa y colaborativa.

En la misma línea, al pasar a la oficina flexible, las grandes empresas están dando un vuelco a los códigos de la vida laboral cotidiana en sus instalaciones. En la oficina flexible, ya no hay un escritorio dedicado o un puesto de trabajo fijo. Cada mañana, cada empleado, sea cual sea su nivel jerárquico o su departamento, puede instalar su ordenador portátil donde quiera, llevarse sus cosas al final de la jornada para liberar el escritorio e instalarse en otro lugar al día siguiente.

Conclusión

La importación de estas nuevas prácticas por parte de los grandes grupos no hace sino confirmar la importancia de los terceros lugares en la creación de nuevas realidades profesionales. Los espacios de coworking y los fablabs son, en efecto, la fábrica del nuevo mundo del trabajo.

Nómadas, móviles y ágiles, los nuevos trabajadores se organizan en comunidades, de forma independiente, horizontal y colaborativa. Independientes o en equipo, cada uno crea su propia jornada laboral y reinventa su actividad cada día.

En los terceros lugares, el bienestar en el trabajo y el respeto al medio ambiente son tan importantes como la actividad desarrollada, los servicios ofrecidos y los productos fabricados. La frontera entre el espacio vital, el lugar de trabajo y el taller creativo es cada vez más difusa.

Lejos de estar terminada, la transformación del mundo profesional no ha hecho más que empezar, con los espacios de coworking y los fablabs a la cabeza. La nueva economía es más humana y eco-responsable, lo que nos da esperanza para las próximas décadas...

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